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Criminología. Parte 1. Juicio crítico.

Ni solo sangre, ni huesos, ni muertes, psicópatas, "locos", asesinos o huellas.

Ni CSI, ni mentes criminales, ni adivinos, ni expertos en saber lugares, hechos, fechas, sin tener información, a ciencia cierta.


La Criminología no es solo eso, aunque sé que ya habrás leído cientos de artículos diciéndote lo mismo. Así que, quizás sea mejor que te hable de algo distinto: el juicio crítico.


Porque el juicio crítico es esa capacidad de evitar, en la era de la desinformación y los populismos, que los impulsos y las emociones destrocen la lógica y el razonamiento, para favorecer la existencia de una mentalidad encasillada en derechas, izquierdas y centros, ideas vacías y decisiones basadas más en la propia rutina, "tradición" o medios de comunicación, que en el contraste de argumentos, principios o, incluso, intereses propios.


La Criminología, en este sentido, se presenta (o, al menos, este es mi punto de vista) como una de esas oportunidades para conseguir que una ciencia multidisciplinar se sobreponga y logre una relación de factores sociales, psicológicos, legales, etc., con el objetivo de mostrar una realidad individual a partir de la cual, una vez analizada en detalle, poder llegar a una conclusión exenta de arbitrariedades emocionales. Esto es, ante una situación dada, las personas tendemos a seleccionar la opción más fácil, no solo en entendimiento, sino en cuanto a contenido y representación de nuestra forma de pensar; solo cuando logramos despegarnos de ese encasillamiento que tanto nos limita, somos capaces de encontrar soluciones eficaces y propuestas serias.


Como ves, no estoy hablando simplemente de Criminología, estoy hablando de algo que va mucho más allá de la propia disciplina, algo que debe desarrollarse y fomentarse si queremos que la manipulación y el provecho de terceros no se incruste poco a poco en nuestras vidas, dejando que, con el tiempo, se atrofie nuestra capacidad para cuestionarnos si responder a cuestiones complejas con soluciones cortas y fáciles es algo similar a un milagro o, simplemente, una manera más de complacer tus ideas y tus ansias de hacer corresponder tu tradicional pensamiento con los discursos de otros.


Todo lo anterior, también puede llamarse prevención. "Prevención", esa palabra que admiro y que representa un funcionamiento eficaz de las instituciones, los profesionales y la propia población. Esa palabra que elimina la necesidad de su consiguiente: "Reacción". Prevención que evita, que educa y que implica, en este caso, que dejemos por un momento de hacer estáticas nuestras ideas y sepamos escuchar, empatizar, colocarnos en otros puntos de vista y, después de una reflexión genuina sobre el tema a tratar, decidamos libremente qué hacer.


Porque no hay mayor libertad que la que otros sepultan en tu propia mente, pero que sigue ahí, dentro de ti, dispuesta a enseñarte que cambiar de opinión ni siempre, ni nunca, es de hipócritas.


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David García Marín (@davidgmescritor)



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